miércoles, 21 de marzo de 2012

ÁNGEL GARRIDO CAMAÑAS Y PILAR BLASCO FÉRRIZ, NATURALES Y VECINOS DE ADEMUZ (VALENCIA).

Aportación al conocimiento de la revolución y 
Guerra Civil (1936-39) en el Rincón de Ademuz.

La muerte sólo tiene importancia en la medida en que nos hace reflexionar
sobre el valor de la vida”.
André Malraux (1901-1976), 
novelista y político francés.


I.- Palabras previas, a modo de introducción.
En la fachada oriental de la iglesia arciprestal de Ademuz –San Pedro y San Pablo-, sobre la denominada puerta de Las Gradas, hay una estructura labrada y pintada de oscuro, donde se representa una cruz latina.[1] El símbolo tiene por delante una corona de laurel de la que pende un lazo. El brazo horizontal (patibulum) posee una inscripción que dice: “CAÍDOS POR DIOS Y POR LA PATRIA”. Al pie del palo vertical (stipes) figura una estela enmarcada con representaciones florales, donde hay grabados una serie de nombres: <J. A. P. DE RIVERA/ D. BLAS MAÑES/ ÁNGEL GARRIDO/ SALVADOR GARRIDO/ VICENTE ADALID/ GERMÁN TORRES/ PILAR BLASCO/ ¡PRESENTE!>. Incitado por la curiosidad muchas veces he inquirido acerca de estas personas, con la intención de averiguar quiénes eran, por qué figuran sus nombres en dicho cartel, cómo murieron y las circunstancias de su fallecimiento. Con la excepción del primer nombre, que corresponde a José Antonio Primo de Rivera (1903-1936), político español fundador de Falange Española, fusilado en Alicante al comienzo de la guerra (1936, noviembre 20), y del segundo, que se refiere a don Blas Mañes Palomar (1869-1936), cura párroco y arcipreste de esta iglesia, asesinado en La Huérguina (Cuenca) el día 14 de agosto de 1936,[2] nadie me ha sabido o querido responder respecto de los otros. Resulta evidente que la representación mencionada corresponde a una “cruz de los caídos” y los nombres constituyen un homenaje a dichas personas, fallecidas en relación con la revolución y Guerra Civil (1936-39) y vinculadas al bando vencedor. Cruces y símbolos similares a éste figuraron en casi todos los pueblos del Rincón de Ademuz después de la guerra, al igual que el del “Yugo y las Flechas” que hubo a la entrada de muchas localidades.[3] El mayor monumento y paradigma de lo que representaron las denominadas “Cruces de los Caídos” quizá sea el propio “Valle de los Caídos”, complejo arquitectónico de gran envergadura, cuyas obras comenzaron hacia 1940, aunque tardaron veinte años en concluirse; de hecho, su inauguración tuvo lugar el 1 de abril de 1959, en la conmemoración de vigésimo aniversario del fin de la guerra.[4]

Vista general de Ademuz (Valencia), desde el Cerro de Horca.

            El objeto del artículo es aportar información fehaciente sobre dos de los nombres que figuran al pie de la cruz [Ángel Garrido Camañas, de 25 años, estudiante de ideología falangista y Pilar Blasco Férriz, de 14 años, labores sin filiación política], con el propósito de darla a conocer. Desconocemos cuándo fue colocada la mención, presumiendo que pudo ser durante el primer franquismo (1939-59), a instancias del Ayuntamiento y/o la familia y con el beneplácito de la parroquia de Ademuz. El hecho de que dicha cruz se halle en la fachada de la arciprestal no es casual, y su colocación tiene que ver con el triunfo “nacional” en la guerra y el Nacional Catolicismo posterior. No puede negarse que la persecución contra la Iglesia católica y el clero en la zona “republicana” o del Frente Popular constituyó un verdadero genocidio religioso, artístico y patrimonial. Ello hizo que la Iglesia se aliara con los “nacionales”, confiriéndole a la contienda la naturaleza de “cruzada”, para que la religión fuera “apoyo y motivación” durante todo el periodo revolucionario y de guerra. La victoria de Franco supuso también el triunfo del catolicismo, lo que se tradujo en un resurgir religioso “cuasi fundamentalista” en los años cuarenta y cincuenta, sin comparación con cualquier otro país de Europa occidental.[5]
En todo caso, la estela –cruz e inscripción- sobre la entrada de la arciprestal de Ademuz es un monumento original, vestigio de un tiempo histórico y que invita a la reflexión, levantado in memoriam de unas personas de filiación “derechista” fallecidas violentamente en relación con la última guerra: el acontecimiento más trascendental de la historia local, comarcal y nacional del pasado siglo XX, y que afectó a todos los españoles.

Vista de la Cruz de los Caídos situada sobre la puerta de Las Gradas en la arciprestal de Ademuz (Valencia).

            II.- Ademuz en la Causa General de Valencia.
            El documento base del legajo <Causa General, Ramo separado de Ademuz>, lo constituye un impreso cumplimentado por el Ayuntamiento, el Estado Número 1, que corresponde a las páginas 5 y 6 del cartapacio. El registro lleva por título: RELACIÓN de personas residentes en este término municipal, que durante la dominación roja fueron muertas violentamente o desaparecieron y se cree fueran asesinadas. Se trata de un estadillo apaisado, que forma una tabla de doble entrada, en cuyo eje horizontal y superior contempla los siguientes apartados:
Nombre y apellidos de la víctima, Años de edad, Profesión, Filiación política y cargos públicos que había desempeñado, Fecha de su muerte o desaparición, Si fue encontrado su cadáver, En qué sitio y clase de heridas que presentaba, ¿Fue inscrita su defunción en el Registro Civil?, PERSONAS SOSPECHOSAS DE PARTICIPACIÓN EN EL CRIMEN: Sus nombres y apellidos, Su paradero actual.

            De los cuatro individuos que figuran en la Relación de Ademuz, asesinados <durante la dominación roja>, entresacamos a los dos últimos, los vinculados con la investigación que venimos siguiendo:

Pilar Blasco Férriz, de 15 años, Labores, Sin filiación política, (+) Febrero de 1937, Herida en Ademuz, fallecida en Libros (Teruel), No fue inscrita su defunción en el Registro Civil, Ramiro Torres Argilés, Detenido.
Ángel Garrido Camañas, de 25 años, Estudiante, Falangista, (+) 24 de diciembre de 1937, No fue encontrado su cadáver, No fue inscrita su defunción en el Registro Civil, Asesinado en Teruel.
Tomado de SÁNCHEZ GARZÓN (2012), p. 44. Nota: Documento datado en Ademuz (Valencia), a 19 de noviembre de 1940 y firmado por el alcalde -M. Ramírez- y el secretario -Enrique Garrido-.

Edificio en Ademuz (Valencia), detalle del urbanismo.

            III.- Serie documental de registros relativa a los vecinos investigados.
            En relación con el fallecimiento y circunstancias de la muerte de los vecinos investigados, existe una PROVIDENCIA dictada por el Fiscal Instructor de la Causa General, ordenando se dirija oficio al Juez Municipal de Ademuz y que reciba declaración de diversas personas, entre las que se hallan Baltasar Blasco Blasco, domiciliado en la calle del Vallado, padre de la asesinada Pilar Blasco Férriz y Trinidad Camañas Manzano, domiciliada en la calle del Empedrado, madre del asesinado Ángel Garrido Camañas:
  • <para que manifiesten [...] cuanto sepan sobre dichos asesinatos [...] con indicación de fechas, autores, circunstancias concurrentes en los hechos, lugar donde fueron enterrados los cadáveres, si se inscribieron las defunciones en el Registro Civil, caso negativo, será advertidos que pueden solicitar dichas inscripciones en el Juzgado Municipal correspondiente, y si se ha formulado denuncia y ante quién por los expresados asesinatos>.[6]

            1) Declaración de Baltasar Blasco Blasco.- En la villa de Ademuz, a 20 de enero de 1941, ante el señor Juez municipal y del Secretario habilitado, compareció Baltasar Blasco Blasco, natural y vecino de Ademuz, casado, jornalero de 51 años de edad, el cual, juramentado en forma legar, dijo:
  • <Que el día once (de febrero)/ del año mil novecientos treinta y siete, estando en una era/ en la partida del Solano, con mi hija: vino ha donde estábamos/ nosotros Ramiro Torres Argilés, insultándonos, y la escopeta/ se la había dejado en otra era, y al marcharse de la era, salió a/ cuesta de la Cueva, y sacó la pistola, y disparó, hizo blanco en/ mi hija, entonces, me dirijí hacia él para que no disparara más,/ y al llegar yo sobre él, nos cojimos y caímos al suelo para que no/ disparara más, entonces vino José Antón Antón, que estaba escon-/ dido, con otra pistola, dirigiéndose hacia mí y me hizo dos heri-/ das en la caveza con la pistola á golpes, dichas heridas me/ duraron tres meses y dejando á mi hija en el suelo, y yo herido/ se fueron, y cojí mi hija á la espalda y me marché á casa/ en busca de asistencia. Que el autor del disparo y la muerte/ de mi hija Pilar Blasco Férriz fue el Ramiro Torres Argilés,/ Que es cuanto puede decir. Así lo dijo y leída esta su decla-/ ración en ella se afirma y ratifica y firma con el Sr. Juez/ de que doy fe. Salvador Garrido. Baltasar Blasco. Vicente Andrés>.[7]

2) Ampliación de la declaración de Baltasar Blasco Blasco.- En la villa de Ademuz, a 7 de febrero de 1941, ante los mismos señores [señor Juez Municipal y Secretario habilitado], compareció Baltasar Blasco Blasco, padre de la asesinada Pilar Blasco Férriz, y declaró:
  • <Que su hija Pilar Blasco Férriz está/ enterrada en el Cementerio de este pueblo y se/ halla inscripta en el Registro de este Juzgado/ en el libro 34-folio 41, con el número 1/ Así lo dijo y firma con el Sr. Juez doy fe. Salvador Garrido. Baltasar Blasco. Vicente Andrés>.[8]

            3) Declaración de Trinidad Camañas Manzano.- En el mismo día [20 de enero de 1941] y ante los mismos señores [el señor Juez municipal y del Secretario habilitado], compareció Trinidad Camañas Manzano, natural y vecina de Ademuz, viuda de 78 años de edad, la cual, juramentada en legal forma, dijo:
  • <Que su hijo Ángel Garrido Camañas, se marchó/ á Teruel a la Zona Nacional, al poco de iniciado el G.M.N. [Glorioso Movimiento Nacional]/ permaneciendo en dicha Capital hasta que fue tomada/ por los rojos, y que fue asesinado el día veinticuatro de/ Diciembre de mil novecientos treinta y siete, y que sus/ autores fueron elementos de esta localidad, y que/ lo saben, Pedro Martínez Teruel, José Hernández/ Cortés, Mariano Luz Hernández y Ángel Luz Rubio,/ y cuando se marchó mi dicho hijo, el Comité de este pueblo/ se incautó de mis fincas, y pasó a disfrutarlas la Colectividad/ calculando un perjuicio de seis mil pesetas, Así lo dijo y leída/ esta su declaración en ella se afirma y ratifica y firma con el/ Sr. Juez de que doy fe. Salvador Garrido. Trinidad Camañas. Vicente Andrés>.[9]

            4) Ampliación de la declaración de Trinidad Camañas Manzano.- En la villa de Ademuz, a 27 de febrero de 1941, ante los señores [Juez Municipal y Secretario habilitado], compareció doña Trinidad Camañas Manzano, la cual manifestó que:
<Su hijo Ángel Garrido Camañas fue asesi-/ nado por los rojos en la toma de Teruel y por tal motivo/ no sabe dónde está enterrado ni sabe si se inscribió ó no/ en algún registro civil, [...] Así lo dijo y leída/ esta su ampliación de su declaración en ello se afirma y rati-/ fica y firma con el Sr. Juez doy fe. Salvador Garrido. Trinidad Camañas. Vicente Andrés>.[10]


Calle y edificios en Ademuz (Valencia), detalle del urbanismo.

Calle y edificios en Ademuz (Valencia), detalle del urbanismo.

            En relación con lo anterior existe otra PROVIDENCIA, referida a la declaración de Trinidad Camañas Manzano, ordenando se reciba declaración de Ricardo Martínez Teruel [se refiere a Pedro Martínez Teruel], José Hernández Cortés, Mariano Luz Hernández y Ángel Luz Rubio, “para que manifiesten cuanto sepan sobre el asesinato de Ángel Garrido Camañas”, ordenando que a los efectos, se expida oficio al Juez Municipal de Ademuz. En el mismo escrito ordena se libre oficio a la alcaldía de Ademuz, “para que se manifieste cuál sea la actual residencia y domicilio de Ramiro Jorge Aguilar [se refiere a Ramiro Torres Argilés], a quien concretamente se acusa por Baltasar Blasco Blasco de ser el autor del asesinato de su hija Pilar Blasco Férriz”.[11]
De la misma forma, para que surta sus efectos en el expediente, el Fiscal ordena al Juez Municipal de Ademuz que tome declaración a los siguientes vecinos [Pedro Martínez Teruel, José Hernández Cortés, Mariano Luz Hernández y Ángel Luz Rubio]:
  • <para que manifiesten cuanto sepan sobre el asesinato de Ángel Garrido Camañas, de 25 años, estudiante, con indicación de fechas, autores, circunstancias concurrentes en los hechos, lugar en donde fue enterrado el cadáver, si se inscribió la defunción en el Registro Civil, caso negativo será advertido de que puede solicitarse dicha inscripción en el Juzgado Municipal correspondiente, y si se ha formulado denuncia y ante quién por el expresado asesinato>.[12]

            Los vecinos citados corresponden a los mencionados por la señora Trinidad Camañas Manzano, madre de Ángel Garrido Camañas, la cual afirma que dichas personas son conocedoras de lo sucedido con su hijo en Teruel. Con fecha 17 de marzo de 1941, el Juzgado Municipal de Ademuz responde al Fiscal diciendo que “los individuos que se interesan en su oficio, Pedro Martínez Teruel, José Hernández Cortés, Mariano Luz Hernández y Ángel Luz Rubio, los cuatro se encuentran sufriendo condena”, siendo ésta la razón por la que no se les ha podido tomar declaración.[13] Con la misma fecha, el Ayuntamiento de Ademuz responde al Fiscal diciendo que “referente a la actual residencia y domicilio de Ramiro Jorge Aguilar, -en realidad se refiere a Ramiro Torres Argilés- que dicho individuo es desconocido en esta población”.[14]
Obviamente, ha habido un error en la trascripción del nombre, del que da cuenta el siguiente registro, donde se reconoce la confusión sufrida en la designación de los apellidos del vecino referenciado y ordenando se libre oficio a la alcaldía de Ademuz, “para que informe de la actual residencia y domicilio de Ramiro Torres Argilés, a quien se alude en la declaración de Baltasar Blasco Blasco”.[15]
       En relación con el documento anterior, el alcalde dice lacónicamente: “En contestación a su comunicación del 31 del pasado mes de Marzo, en la cual me pide residencia y domicilio de Ramiro Torres Argilés, he de manifestarle que dicho individuo fue ejecutado hace bastantes meses”.[16] La información proporcionada por el Ayuntamiento de Ademuz es correcta, pues de otras fuentes sabemos que dicho individuo, natural de Ademuz, jornalero, de 34 años, figura entre los fusilados en Paterna (Valencia), el día 29 de agosto de 1940.[17]

            Relación de personas encausadas por el señor Baltasar Blasco Blasco en la muerte de su hija, Pilar Blasco Férriz (1923-1937).
NOMBRE Y APELLIDOS
OBSERVACIONES
DESTINO ACTUAL
(1941)
José Antón Antón
Sin cargo público conocido.
Estuvo detenido
Ramiro Torres Argilés
Natural de Ademuz,
de 34 años, casado, jornalero.
Sin cargo público conocido.
Fusilado en Paterna (Valencia),
el 29 de agosto de 1940.
Tomado de SÁNCHEZ GARZÓN (2012), p. 46. Vid GABARDA CEBELLÁN (2007), p. 286.


Relación de personas nombradas por la señora Trinidad Camañas Manzano, conexas a la muerte de su hijo Ángel Garrido Camañas (1911-1937).
NOMBRE Y APELLIDOS
OBSERVACIONES
DESTINO ACTUAL (1941)
Ángel Luz Rubio
Sin cargo público conocido.
Estuvo detenido
José Hernández Cortés
Sin cargo público conocido.
Estuvo detenido
Mariano Luz Hernández
Sin cargo público conocido.
Estuvo detenido
Pedro Martínez Teruel
Natural de Ademuz,
de 25 años, casado, labrador.
Sin cargo público conocido.
Fusilado en Paterna (Valencia),
el 28 de marzo de 1941.
Tomado de SÁNCHEZ GARZÓN (2012), p. 46. Vid GABARDA CEBELLÁN (2007), p. 286.

      
Calle y edificios en Ademuz (Valencia), detalle del urbanismo.
Callejón y edificios en Ademuz (Valencia), detalle del urbanismo.


      Todos los individuos reseñados [Ángel Luz Rubio, José Antón Antón, José Hernández Cortés, Mariano Luz Hernández, Pedro Martínez Teruel y Ramiro Torres Argilés] figuran también en el Estado nº 1 de la Causa General, ramo de Ademuz, como sospechosos de participar en diversos actos delictivos, saqueos y expropiaciones de la propiedad particular, aunque ninguno de ellos aparece citado en las declaraciones de los afectados por los expolios.[18] Sin embargo, dos de ellos fueron ejecutados en Paterna (Valencia), uno en agosto de 1940 y otro en marzo del año siguiente (1941).

            Posteriormente, en nueva providencia, el Fiscal ordena al Juzgado Municipal de Ademuz “se sirva remitir certificaciones de las actas de defunción de los Caídos” Pilar Blasco Férriz y Ángel Garrido Camañas, entre otros.[19] A vuelta de correo, fecha 3 septiembre de 1941, el Juzgado Municipal de Ademuz remite la solicitada certificación del acta de defunción de Pilar Blasco Férriz; sin embargo, no envía la de Ángel Garrido Camañas, “por no estar inscripto en este Registro Civil”, pues éste fue asesinado en Teruel.[20]

            La certificación del Acta de Defunción de Pilar Blasco Férriz, dice literalmente:
            Don Salvador Garrido Camañas, Juez municipal/ y encargado del Registro civil de la villa de Ademuz/ CERTIFICO: Que en el cuaderno 34 Sección de defunciones del Registro civil de mi cargo,/ al folio 49 aparece el acta que a la letra dice así: En la villa de Ademuz provincia/ de Valencia a las ocho y treinta/ minutos del día primero de Marzo/ de mil novecientos treinta y siete ante D. Peregrín/ Sebastián Manzano Juez municipal/ y D. Vicente Andrés Andrés Secretario/ habilitado se procede a inscribir la defunción de/ Dª Pilar Blasco Férriz/ de catorce años de edad natural/ de Ademuz provincia de Valencia/ hija de D. Baltasar y de Dª Francisca/ domiciliada en la calle del/ Vallado número (-), piso (-), de profesión/ (-) y de estado soltera/ falleció en el Hospital de Sangre de Libros el día/ veintiocho de Febrero último pasado a las/ dieciocho horas y (-) minutos, a/ consecuencia de las heridas sufridas el día veintitrés de febrero pasado/ según resulta de la certificación facultativa presentada/ y reconocimiento, practicado, y su cadáver habrá de recibir sepultura en el/ Cementerio de esta villa./ Esta inscripción se practica en virtud de manifestación/ personal de Nicasio Férriz García, Alguacil/ de este Juzgado/ consignándose además que no manifestó, ninguna/ circunstancia/ habiéndola presentado como testigos D. José Argilés Mon-/ zonís y D. José Blasco Hernández/ (-) mayores de edad y vecinos de esta villa/ Leída íntegramente esta acta, se sella con el del Juzgado y la firman el/ Sr. Juez, los testigos (-)/ de que certifico. Peregrín Sebastián= José Blasco= José/ Argilés= Vicente Andrés= Rubricados= Hay un sello/ del Juzgado municipal de Ademuz./ Y para que conste y a petición del Sr. Fiscal de la Causa General de Valencia/ expido la presente en Ademuz a tres de septiembre/ de mil novecientos cuarenta y uno. El Juez municipal, Salvador Garrido. El Secretario, Vicente Andrés.[21]

Vista parcial del cementerio parroquial de Ademuz (Valencia).
Vista parcial del cementerio parroquial de Ademuz (Valencia).

       Como resulta notorio, existe discrepancia en las fechas reseñadas, pues el señor Baltasar Blasco Blasco, padre de la niña Pilar Blasco Férriz, refiere que la agresión y disparo de Ramiro Torres Argilés sobre su hija tuvo lugar “el día once (de febrero)/ del año mil novecientos treinta y siete”. Sin embargo, el certificado de defunción indica que la niña falleció “el día/ veintiocho de Febrero último pasado a las/ dieciocho horas y minutos, a/ consecuencia de las heridas sufridas el día veintitrés de febrero pasado”. En todo caso, parece que la niña sufrió una herida grave, aunque sin padecer muerte inmediata. Ello justificaría su traslado al “Hospital de Sangre” de Libros (Teruel), donde falleció al cabo de unos días. El cadáver, sin embargo, fue trasladado a Ademuz, en cuyo cementerio fue inhumado.
            La pesquisa del Fiscal en busca del acta de defunción del fallecido Ángel Garrido Camañas continuó en Teruel, según puede verse por la respuesta del Juzgado Municipal de esta capital al instructor, pues éste le manifiesta que, “examinados los libros de este Registro Civil, aparece un Ángel Garrido Argüelles en vez de Ángel Garrido Camañas, que murió en el frente de combate el 30 de diciembre de 1936”.[22] El Fiscal no se da por vencido y emite nueva providencia, ordenando al Juzgado de Teruel “se sirva manifestar los nombres y apellidos de los padres del Caído que figura inscrito en ese Registro Civil Ángel Garrido Argüelles”, con el propósito de verificar si se trata del mismo individuo.[23] La gestión del Fiscal no obtiene ningún resultado, pues el Juzgado de Teruel le responde que “examinados los libros del Registro Civil, Sección de Defunciones de este Juzgado, resulta no aparece dato alguno de los padres de Ángel Garrido Argüelles”.[24]
            En respuesta al requerimiento previo del Fiscal, “a fin de que manifieste el pueblo de naturaleza de su hijo el caído Ángel Garrido Camañas, nombre apellidos y naturaleza de la declarante y de su esposo, nombre apellidos y edad de la esposa e hijos del caído si este fuere casado y hubiere dejado descendencia y nombres apellidos y domicilios de dos testigos para poder promover la correspondiente inscripción de defunción”,[25] la señora Trinidad Camañas Manzano, ante el Secretario del Juzgado de Ademuz, dijo:
  • <Que su hijo Ángel Garrido Ca-/ mañas, era natural de Ademuz, y ella/ y su difunto esposo Juan Garrido/ Manzano, ambos naturales también/ de Ademuz; carece de esposa e hijo/ estaba soltero: y los testigos que nombra/ son Santiago Zaragoza Ramírez; vecino,/ de esta villa, domiciliado en la calle/ de San Vicente, y Gregorio Teruel Pérez,/ vecino de la misma, con domicilio en/ la calle del Blanco, Dándose por ter-/ minada esta diligencia, que firma/ conmigo la requerida de que certifico. Trinidad Camañas. Vicente Andrés>.[26]

            Recopilada toda la documentación, el Fiscal ordenó incoar expediente para inscribir al fallecido en el Registro Civil. Recibida la comunicación, el Juez de Primera Instancia e Instrucción de Chelva (Valencia), procedió a la inscripción, la cual se hizo conjuntamente con la de don Blas Mañes Palomar.[27] En relación con lo anterior, el señor Fiscal emite nueva providencia, ordenando al Juzgado Municipal de Ademuz que “tan pronto sea ordenada por el Sr. Juez de Instrucción de Chelva, la inscripción de defunción [...], remita certificación del acta”.[28] En respuesta, el Juzgado Municipal de Ademuz remitió la Certificación en Extracto del Acta de Defunción de Ángel Garrido Camañas, que literalmente dice:
               Don Salvador Garrido Camañas, Juez Municipal/ de Ademuz, Encargado del Registro civil./ CERTIFICO: Que, según consta del acta reseñada al margen [Libro 36, Folio 28, Núm. 17] y correspondiente a la Sec-/ ción III de este Registro Civil, D. Ángel Garrido Camañas/ nacido en Ademuz el día seis de Mayo/ de mil novecientos once; de veinticinco años de edad/ e hijo de D. Juan y de Dª Trinidad, de estado Soltero/ FALLECIÓ en Teruel/ día veinticinco de Diciembre de mil novecientos treinta/ y siete./ Ademuz a cuatro/ de Abril de mil novecientos cuarenta y dos./ Salvador Garrido. El Secretario, Vicente Andrés.[29]

Vista parcial de Libros (Teruel), desde el cerro del Pilar.

Vista parcial de Libros (Teruel), en dirección al Rincón de Ademuz (Valencia).

            IV.- Palabras finales, a modo de epílogo.
            La Cruz de los Caídos, memoria colocada sobre la puerta de Las Gradas, en la arciprestal de Ademuz, constituye un vestigio persistente y evocador de la revolución y Guerra Civil (1936-39) que vivieron nuestros padres y abuelos. Las generaciones coetáneas de los hechos que conmemora prácticamente han desaparecido; y las más jóvenes, poco o nada saben del significado de dicha cruz y nada les dice la inscripción que contiene. Sin embargo, dos de los nombres expuestos corresponden a personas jóvenes –Pilar Blasco Férriz, de 14 años y Ángel Garrido Camañas, de 25 años-, ambos hijos de Ademuz, fallecidos en circunstancias trágicas durante el periodo histórico.
            En el caso de Pilar Blasco Férriz (de profesión sus labores y sin filiación política), ésta se hallaba con su padre en una era del Solano en Ademuz, cuando un vecino [Ramiro Torres Argilés] se les acercó insultándoles, y al marcharse, sacó una pistola y disparó, haciendo blanco en la joven. Nada se dice de la relación previa entre el agresor y la víctima, ni de los motivos para el agravio. Tras el disparo el padre se dirigió hacia el matón, para evitar que siguiera disparando; así comenzó una pelea y ambos cayeron a tierra. En este momento se acercó José Antón Antón, que golpeó al padre en la cabeza con una pistola, haciéndole dos heridas, que tardaron meses en curar. Los provocadores dejaron a los heridos en la era y se marcharon, y el padre, herido como estaba, cargó sobre sus espaldas a la hija y se marchó a su casa, en busca de asistencia. A la chica herida la llevaron al Hospital de guerra de Libros (Teruel), donde falleció al cabo de unos días, estando enterrada, sin embargo, en Ademuz.
En relación con lo anterior, surge una reflexión. Si la niña Pilar fue herida de gravedad en Ademuz y la trasladaron al hospital de Libros, presuntamente para recibir mejor tratamiento y cuidados, ¿por qué no la dejaron en el “Hospital de Sangre” de Torrebaja, que les cogía de camino, siendo éste como era un centro muy bien dotado para el tratamiento de las heridas por arma de fuego? Desconocemos la respuesta, pudiendo pensar que el de Torrebaja no se hallaba todavía en funcionamiento, siendo ésta la razón por la que la llevaron al de Libros. Sin embargo, aunque no sabemos la fecha exacta de apertura del centro sanitario de Torrebaja, por la información de que disponemos pensamos que éste se abrió por entonces, en el otoño-invierno de 1936.[30]
            En el caso de Ángel Garrido Camañas (de profesión estudiante y falangista), éste se hallaba en Teruel, zona “nacional” adonde se había marchado al poco de comenzar la guerra. Su caso no fue un hecho aislado, pues otros jóvenes del Rincón de Ademuz también partieron hacia Teruel, con el propósito de incorporarse a las filas “nacionales”, como fue el caso de Marino Sánchez Sánchez de Casasaltas.[31] Según declara la señora Trinidad Camañas Manzano, madre de Ángel, cuando su hijo se marchó a Teruel, “el Comité de este pueblo [Ademuz]/ se incautó de mis fincas, y pasó a disfrutarlas la Colectividad/ calculando un perjuicio de seis mil pesetas”, pudiendo ver en este hecho un acto de represión contra la familia del desafecto a la causa “republicana”.
Ángel permaneció en Teruel hasta días antes de la toma de la ciudad por el ejército “popular”, momento en que fue asesinado en circunstancias oscuras, supuestamente por gente de Ademuz. La muerte del joven se produjo el 24 de diciembre de 1937 y la ocupación de Teruel por los “republicanos” el 8 de enero de 1938. La declarante, viuda y madre del joven asesinado, cita a varios vecinos de la villa como conocedores de los asesinos de su hijo, y de los sucesos que rodearon su muerte, ignorando, sin embargo, el lugar de su enterramiento, pues su cuerpo no fue hallado. Asimismo, cuando el Fiscal solicita del Juez municipal de Ademuz que cite de comparecencia a los que presuntamente conocían lo sucedido con Ángel Garrido Camañas, el Juez manifiesta que “los individuos que se interesan en su oficio, Pedro Martínez Teruel, José Hernández Cortés, Mariano Luz Hernández y Ángel Luz Rubio, los cuatro se encuentran sufriendo condena”, siendo ésta la razón por la que no se les haya podido tomar declaración. Ciertamente, todos ellos estaban en prisión, excepto uno [Pedro Martínez Teruel], que por entonces ya había sido ejecutado. Por lo demás, el Fiscal de la Causa General no suele mandar que se tome declaración a encausados, ni a personas encarceladas, aunque hay excepciones a esta norma.
            Al respecto, las declaraciones de los familiares de las víctimas contienen los nombres de dos vecinos de Ademuz fusilados en Paterna (Valencia) después de la guerra -Pedro Martínez Teruel y Ramiro Torres Argilés-: el primero figura como conocedor de los hechos referidos al fallecimiento del joven Ángel Garrido Camañas y el segundo como autor material de la muerte de la niña Pilar Blasco Férriz. Sin embargo, los declarantes no aportan más pruebas en contra de los autores de las muertes que sus propias declaraciones, y la anotación del Estado Número 1 del Ayuntamiento de Ademuz respecto del caso de Pilar Blasco Férriz, donde se anota el nombre de Ramiro Torres Argilés como persona sospechosa de participar en el crimen.

Detalle de la Cruz de los Caídos situada sobre la puerta de Las Gradas en la arciprestal de Ademuz (Valencia).

En suma: la muerte de los vecinos Pilar Blasco Férriz, de 14 años, en Ademuz (Valencia) y Ángel Garrido Camañas, de 25 años, en Teruel capital, fueron vividos como dos casos de represión por razones ideológicas llevados a cabo en la retaguardia y el frente de la zona controlada por el Gobierno del Frente Popular o “republicano” durante la revolución y Guerra Civil (1936-39); prueba de ello son las declaraciones de sus familiares, la información proporcionada por el Ayuntamiento y que sus nombres figuran en la “Cruz de los Caídos”, sobre la puerta de Las Gradas de la arciprestal de Ademuz.


© Alfredo SÁNCHEZ GARZÓN.
De la Real Academia de Cultura Valenciana (RACV).



[1] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Acerca de los nombres reseñados en la Cruz de los Caídos de la arciprestal de Ademuz, en: Del Paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, 2012. vol. IV, pp. 43-49.
[2] ID. Don Blas Mañes Palomar, cura párroco y arcipreste de Ademuz, asesinado, en: Del paisaje,..., Valencia, 2008, vol. II, pp. 41-60; ID. Anexo a la investigación relativa a don Blas Mañes Palomar (1869-1936), cura párroco de Ademuz (Valencia), en: Del paisaje,..., Valencia, 2009, vol. III, pp. 41-48; ID. Don Blas Mañes Palomar (1869-1936), cura párroco y arcipreste de Ademuz en la Causa General de Valencia, en: Del paisaje,..., Valencia, 2011. ID., Don Blas Mañes Palomar en el I Simposio “La Cruz de los Tres Reinos” (Ademuz), en: http://alfredosanchezgarzon.blogspot.com.es/2011/10/don-blas-manes-palomar-en-el-i-simposio.html, del lunes 17 de octubre 2011.
[3] SÁNCHEZ GARZÓN, A., Referencias inconográficas a la Guerra Civil (1936-39) en el Rincón de Ademuz, en: Del paisaje,..., Valencia, 2007, vol. I, pp. 183-190. ID. La Ley de “Memoria Histórica” en el Rincón de Ademuz, en: http://alfredosanchezgarzon.blogspot.com.es/2012/01/la-ley-de-memoria-historica-en-el.html, del lunes 30 de enero de 2012.
[4] Valle de los Caídos. (2012, 24 de febrero). Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 11:10, marzo 21, 2012 desde http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Valle_de_los_Ca%C3%ADdos&oldid=54084256.
[5] STANLEY G. PAYNE, El primer franquismo (1939-1959). Los años de la autarquía, en: Historia de España 28 (1997) 82-89.
[6] SÁNCHEZ GARZÓN (2012), p. 44.
[7] Ibídem, p. 45.
[8] Ibídem.
[9] Ibídem.
[10] Ibídem.
[11] Ibídem.
[12] Ibídem, p. 46.
[13] Ibídem.
[14] Ibídem.
[15] Ibídem.
[16] Ibídem.
[17] GABARDA CEBELLÁN, V., Els afusellaments al País Valencia (1938-1956), Valencia, 2007, p. 286.
[18] SÁNCHEZ GARZÓN (2012), p. 47.
[19] Ibídem.
[20] Ibídem.
[21] Ibídem.
[22] Ibídem.
[23] Ibídem.
[24] Ibídem, p. 48.
[25] Ibídem.
[26] Ibídem.
[27] Ibídem.
[28] Ibídem.
[29] Ibídem.
[30] Dice el testimonio: <El hospital (de Torrebaja) lo abrieron enseguida de comenzar la guerra... Vinieron los del Comité y nos hicieron quitar nuestras cosas, las camas y todo lo que teníamos. Claro, nos echaron de donde vivíamos y nos dejaron una pequeña parte de casa en la planta baja, dos habitaciones que daban atrás y media cocina...> -según refiere Roque Tortajada Jimeno (Torrebaja, 1925)-. Vid SÁNCHEZ GARZÓN, A., El Hospital de Sangre de Torrebaja durante la Guerra Civil (1936-39), en: Del paisaje,..., Valencia, 2009, vol. III, pp. 85-94.
[31] SÁNCHEZ GARZÓN (2012), p. 507.

jueves, 8 de marzo de 2012

DON AGUSTÍN NAVARRO ZAPATA, CURA PÁRROCO DE HENAREJOS (CUENCA) EN LA CAUSA GENERAL.

Acerca de la detención y muerte del sacerdote, 
hecho sucedido en el rento de Benarruel, 
término de Moya (Cuenca).


El que no conoce la verdad es simplemente un ignorante.
Pero el que la conoce y la llama mentira, ¡ése es un criminal!
Bertold Brecht (1898-1956),
dramaturgo y poeta alemán.

.


            I.- Palabras previas, a modo de introducción.
            El objetivo del presente post es divulgar la investigación relativa a la detención y muerte de don Agustín Navarro Zapata (Fuentelespino, 1871-Moya, 1936), cura párroco de Henarejos, asesinado en el rento de Benarruel el 31 de agosto de 1936.[1]
La primera noticia acerca del sacerdote la tuve en una conversación mantenida con el señor Domingo Aparicio Hernández (Ademuz, 1922-2009), cuyo texto publiqué en la tercera parte Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz (Valencia, 2009). Cabe decir que aunque el ámbito de mi estudio se circunscribe a la comarca y entorno provincial de Cuenca y Teruel, mi interés en conocer todo lo relacionado con el asunto se justificaba, además, porque los responsables materiales de aquella muerte fueron milicianos de Ademuz. En sus manifestaciones, el señor Domingo dice del “cura de Santo Domingo”, lo que hizo que me desplazara a la vecina localidad de Santo Domingo de Moya (Cuenca), para consultar los libros de defunciones en el Juzgado. Fue en vano, porque allí no encontré rastro del sacerdote; sin embargo, el viaje no fue perdido, pues tuve la oportunidad de hablar con un vecino nonagenario, el señor Estanislao Zaragoza Ventura (Santo Domingo de Moya, 1917), el cual me hizo un breve relato de sus recuerdos, en relación con lo sucedido. Con los datos adquiridos en Moya me dirigí en busca del señor Francisco Martínez Marín, natural y vecino de Algarra (Cuenca) y buen conocedor de la zona, para ver si podía orientarme en la pesquisa. Me dijo que él también había oído hablar de un cura muerto y enterrado en Benarruel durante la guerra, pero que no sabía nada más, aunque trataría de buscar información entre sus conocidos. Sus indagaciones dieron el fruto apetecido, porque a los pocos días me llamó por teléfono, diciéndome que ya tenía lo que buscaba. Resulta que había ido a reparar su coche a Fuentelespino de Moya y en el mismo taller tuvo la oportunidad de hablar con un vecino. Al preguntarle acerca del sacerdote, si conocía algo al respecto, el individuo, llamado Secundino Navarro Saiz (Fuentelespino, 1931), le contestó: <¡Claro que sé del cura que mataron en Benarruel, se trata de don Agustín Navarro Zapata y era mi tío, hermano de mi padre...!>.
            Con estos precedentes me dirigí a Fuentelespino, para intentar hablar con el señor Secundino, quien, pese a su delicado estado de salud, tuvo la amabilidad de recibirme. El resultado de aquella conversación fue publicado en el texto de referencia, donde se detallan los antecedentes personales y familiares del sacerdote, su detención por gente de Moya, la entrega a los milicianos de Ademuz y su muerte a manos de éstos en el rento de Benarruel, donde el sacerdote tuvo su primera sepultura. Para conocer la ubicación del rento y tratar de localizar el lugar del enterramiento subí hasta Negrón (Vallanca), donde providencialmente conocí al señor Felipe Férriz Adalid (Negrón, 1935), hijo de uno de los renteros que había en Benarruel cuando se produjeron los hechos; su testimonio colabora en esclarecer algunos detalles de la muerte del clérigo.
El declarante dice de un sacerdote que estaba escondido en el rento, el cual fue encontrado, asesinado y allí mismo enterrado por milicianos de Ademuz. Pero, desconociendo el conjunto de la investigación, su relato se presta a confusión, pues lo cierto es que se trata de dos personas distintas [don Ramón Fos Adelantado y don Agustín Navarro Zapata], cuyas historias tienen en el rento de Benarruel un punto en común. El primero, párroco de Corcolilla de Alpuente (Valencia) se hallaba ciertamente escondido en unas casas del mencionado rento cuando lo encontraron los milicianos de Ademuz, quienes lo llevaron detenido por el “Pinar Llano” hasta el rento de Barrachina, para asesinarlo después en “Los Aljezares”, un paraje de monte en el camino de dicho rento a Casasbajas. El otro clérigo fue apresado por gente de Santo Domingo y luego entregado a los milicianos de Ademuz, quienes lo llevaron hasta el rento de Benarruel, próximo a Negrón (Vallanca), donde lo asesinaron y mal enterraron. La pesquisa documental efectuada confirma todos los extremos expuestos en las investigaciones previas, detallando fechas y lugares, además de los nombres de los encausados.

Vista parcial de Fuentelespino de Moya (Cuenca), lugar de nacimiento de don Agustín Navarro Zapata (1871-1936).

II.- Don Agustín Navarro Zapata en la bibliografía.
         Los registros testimoniales resultan de gran interés para la comprensión de lo sucedido. Dicha información se halla en armonía con las investigaciones previas, coincidiendo con las declaraciones de los entrevistados:
1) Estanislao Zaragoza Ventura (Moya, 1917), dice:
  • <Respecto a lo que me pregunta, puedo decirle que cuando la guerra yo tenía 19 años y recuerdo lo que se dijo entonces, que un grupo de gente de aquí (Santo Domingo de Moya) se enteró que el cura estaba cortando miel con unos familiares y fueron a buscarle. No sé cómo le llamaban al hombre ni de donde era párroco… Sólo sé que lo subieron al castillo de Moya y allí le tuvieron al sol, ésto sería en agosto o septiembre; no le daban agua, ni espantarse las moscas le dejaban… No sé qué más judiadas le harían, pero después se lo llevaron y lo mataron en el “rento de Benarruel”, yendo por el “Pinar Llano”… Eso es lo que se comentó que hicieron, pero yo no lo vi…>[2]

2) Domingo Aparicio Hernández (Ademuz, 1922-2009), dice:
  • <Bueno, pues en cierta ocasión, el presidente de la junta de Ademuz se dirigía al Comité, que estaba donde la casa de don Jesús, cuando vio salir un grupo de seis o siete. Al preguntarles dónde iban le contestaron que a buscar al cura de Santo Domingo... Cuando les preguntó quién les había mandado ignoro qué le contestarían, si les había mandado alguien o iban por su cuenta. El caso es que el presidente les dijo: Cada pueblo que se apañe como pueda, vosotros no vayáis a ningún sitio mientras yo no os mande. Pero aquel mismo día el presidente se marchó a Valencia, porque tendría que mover papeles por su cargo o lo que fuera… El caso es que aquel grupo fue y mató al cura en Benarruel. Sí, eran gente de aquí de Ademuz… Fueron, lo mataron y le cortaron las orejas, porque uno las bajaba clavadas en una navaja que llevaba atada a la escopeta. No, ellos no llevaban fusiles, sólo escopetos de caza…, fusiles había pocos entonces. Todo esto me lo contaba mi consuegro, Florencio Manzano Aguilar, que presenció el caso>.[3]

3) Secundino Navarro Saiz (Fuentelespino, 1931), sobrino del sacerdote, dice:
  • <[...] tanta era la afición que (mi tío) tenía por la caza que se vino de párroco a Henarejos (Cuenca), para poder cazar a gusto. Mi padre y el maestro –se refiere a Andrés-Avelino, otro de los hermanos- también eran cazadores, los tres compartían esa afición. Al estallar la guerra mi tío se vino a Fuentelespino, donde también tenía casa. Aquí lo tuvieron escondido, durante bastante tiempo, en distintos lugares del pueblo. Primero estuvo en su casa [...] Ya le digo, estuvo escondido en distintos lugares del pueblo; la gente lo sabía, pero nadie se metió con él ni dijo nada. Contaba mi madre que mi tío era muy inocente, no pensaba que alguien pudiera querer hacerle daño, ni tenía conciencia del peligro que corría. En la época que le detuvieron estaba escondido en una casa vieja en el centro del pueblo, pero lo cogieron en el monte… [...]// Resulta que un día se fue con unos sobrinos de su ama de llaves, a cortar colmenas a la Hoya Gutiérrez, una partida a varios kilómetros de aquí, entre Fuentelespino y Santo Domingo. Estando allí, para distraerse un poco pensó en cazar y mandó a uno de los resobrinos al pueblo, para pedir a mi padre que le diera la escopeta y el perro. [...] Pero sucedió que estando mi tío cortando la miel, se acercó por allí un leñador de Santo Domingo de Moya, que fue al colmenar a pedir agua para beber. Y entonces fue cuando vio a mi tío… Mi tío Agustín era muy conocido en la zona, le llamaban “el cura manchado”, por una cicatriz roja que tenía en un lado de la cara… Parece que se la había hecho de pequeño, al quemarse durante un matacerdo o haciendo el frito, que se cayó y se quemó./ El caso es que el leñador dio parte al Comité de Santo Domingo y enseguida fueron a buscarle… Vinieron como fieras, lo agarraron y se lo llevaron. [...] Tras detenerle lo subieron a Moya y según el secretario que había entonces en Santo Domingo, amigo de mi padre, le hicieron padecer lo que quisieron. Le mandaron sacar cosas de una iglesia, maderas o lo que fuera y no sé cuántas perrerías. Allí lo tuvieron un tiempo, él pedía agua para beber, pero ni agua le daban… Después se lo llevaron y lo entregaron a los de Ademuz… Los de Ademuz lo condujeron hacia esa parte del “Pinar Llano”, por encima de Negrón (Vallanca), donde el “rento de Benarruel”, allí lo mataron. Lo mataron y lo dejaron allí tirado, medio enterrado…; cuando murió tenía unos sesenta y pocos años. Después de la guerra fuimos a buscarle, mis padres, mis tíos y yo… Yo tenía entonces unos 8 años, pero me acuerdo perfectamente. Llevamos un par de carros de yugo con mulas y un cajón de muerto de los que se hacían entonces en los pueblos. El rentero que lo había enterrado nos indicó donde estaba. Porque la familia sabía que estaba enterrado en el rento, pero desconocía el lugar exacto. Sacamos lo que quedaba de él y nos trajimos los restos al cementerio de Fuentelespino, donde está enterrado. Lo enterramos en el panteón familiar de doña Antonia Navarro y su esposo, don Rafael, médico de aquí, amigos de mi padre y de mi tío; allí puede ver su lápida>.[4]

4) Felipe Férriz Adalid (Negrón-Vallanca, 1935), hijo de Eleuterio Férriz Sánchez, uno de los renteros que había en “Benarruel” cuando la guerra, aporta también noticias de interés para la investigación. Aunque el informante no sabe que está hablando de dos individuos distintos, mezclando la historia de don Ramón y la de don Agustín, dos sacerdotes asesinados por entonces. Ambas historias se prestan a confusión, por su vinculación a la masía moyana; aunque se trata de personas y sucesos distintos. Don Ramón Fos Adelantado, cura párroco de Corcolilla de Alpuente (Valencia), estuvo escondido en el rento de Benarruel, donde lo apresaron los milicianos de Ademuz, llevándolo después hacia el rento de Barrachina. Enseguida lo condujeron por el camino de Casasbajas, asesinándolo en “Los Aljezares”, una partida de montaña próxima a la población.[5]
Mientras que a don Agustín Navarro Zapata, cura de Henarejos (Cuenca) lo detuvieron los de Moya en la “Hoya Gutiérrez”, partida de Fuentelespino, donde estaba cortando miel con la familia de su casera y lo llevaron a Santo Domingo de Moya. Poco después fue entregado a los de Ademuz, siendo éstos los que le trasladaron al rento de Benarruel, allí lo asesinaron y enterraron de forma descuidada. De ahí las palabras del informante:
  • <Lo mataron y lo enterraron por allí, más acá del rento, junto a un pino grande que había. Pero lo enterraron de mala manera, porque José [Domingo], el otro rentero le dijo a mi padre: Me voy a ver si entierro mejor al cura, porque le asoman las manos… Fue y le echó algo más de tierra encima… No, yo no sé cómo se llamaba el cura ni de dónde era. Cuando acabó la guerra vino la familia al rento, se llevaron los restos del cura y pusieron una cruz, que estuvo allí muchos años… Después pescaron a unos cuantos de Ademuz que iban en la cuadrilla que mató al cura y los aviaron también… Claro, esto ya después de la guerra. Yo siempre he oído que despacharon a varios de Ademuz, los que iban en aquella pandilla tras los curas, entre ellos a un hermano del tío Paco (a) el Pitoches y al padre de Roque, “el de las bebidas”, y también cayó algún otro más que no sé decirte...[6]


Plafón cerámico a la entrada de Fuentelespino de Moya (Cuenca), con la representación de la Virgen del Carmen, patrona del Purgatorio.

            III.- Don Agustín Navarro Zapata en la hemeroteca.
            Nuevos datos acerca de la forma del ser del clérigo los hallamos en un periódico de principios del siglo XX, “El Liberal” (Cuenca, 1915), donde aparece un apartado de crónica con el título de “La fiesta del árbol”, referido a Henarejos (Cuenca) y firmado por el articulista Félix Jiménez Muñoz, que dice (la negrita es mía):
  • <Con asistencia de numeroso público, se ha celebrado hoy (sábado, 3 de abril de 1915) en este pueblo la Fiesta del Árbol concurriendo á ella desde el más anciano hasta el niño de más corta edad./ Al salir de misa, organizada la procesión, formando los niños á la cabecera en dos filas, con la bandera nacional, con su profesor el joven y entusiasta D. Dimas López, y á continuación todas las autoridades y público, como igualmente las niñas con su profesora, Dª Concepción Calvet, y á los acordes de la banda de música de la compañía gimnasta de D. José Antonio Olivares, fuimos al punto donde están abiertos los hoyos para la plantación. Después de haberlos bendecido el señor cura, se plantaron 120 árboles; de ellos, son 35 pinos donceles y chopos, y frutales los restantes, plantados todos en terreno de servidumbre pública y guardando una distancia de cinco metros de uno á otro./ Invitado por el señor alcalde, D. Mariano Cañete, y demás autoridades, fue nuestro querido párroco, D. Agustín Navarro Zapata, el que primero nos dirigió la palabra, quien, con la dulzura que le caracteriza, manifestó en elocuentes frases el respecto que desde tiempos muy remotos se la había tenido al árbol, así como las ventajas que reporta./ El señor maestro, en breve discurso, disertó sobre el mismo tema, recomendando mucho á los niños y á los padres de éstos el mucho amor y respeto al árbol y la mayor asistencia á la escuela que es donde se puede inculcar en los pequeñuelos la enseñanza y el respeto./ El veterinario, D. Rufo Ortiz, expresó en sus palabras sobre Botánica, dividida en grupos, las utilidades que reporta en medicina y otras múltiples aplicaciones que tienen el árbol, como en máquinas, buques, etcétera./ Y por último, D. Severiano Núñez, secretario del Ayuntamiento, nos manifestó en breves palabras la orden que tenía el Ayuntamiento de sus superiores jerárquicos en celebrar dicha fiesta, y que servirá de mucho estímulo á todos el acto que acababa de realizarse, así como se castigaría con rigor á los que perjudicaren á los árboles./ En una palabra, todos estuvieron acertadísimos, siendo muy aplaudidos./ Los niños de ambos sexos fueron obsequiados con una suculenta merienda; y cantando un himno al árbol, se reorganizó la procesión y regresamos á la iglesia, dando vivas al árbol, donde se dio por terminada dicha fiesta>.[7]

            Además de aportar detalles respecto a la personalidad del párroco (cuando éste tenía 24 años), el texto ilustra acerca de la Fiesta del Árbol en Henarejos (Cuenca), propiciada por las autoridades provinciales y municipales, dando cuenta de tan interesante actividad en la localidad.


            IV.- El personaje en la Causa General de Cuenca.
            A] Ramo separado de Fuentelespino de Moya:
El documento base del legajo <Causa General de Cuenca, Ramo separado de Fuentelespino de Moya>, lo constituye un impreso cumplimentado por el Ayuntamiento, el Estado Número 1: RELACIÓN de personas residentes en este término municipal, que durante la dominación roja fueron muertas violentamente o desaparecieron y se cree fueran asesinadas. Se trata de un estadillo apaisado, que forma una tabla de doble entrada, en cuyo eje horizontal y superior contempla diversos epígrafes, dando como resultado el cuadro siguiente:

Nombre y apellidos de la víctima: D. Agustín Navarro Zapata. Años de edad: 65. Profesión: Sacerdote. Filiación política y cargos públicos que había desempeñado: Se ignora su filiación, ejercía funciones en esta iglesia parroquial. Fecha de su muerte o desaparición: (t) septiembre de 1936. Si fue encontrado su cadáver. En qué sitio y clase de heridas que presentaba: Fue hallado su cadáver en el sitio de Benarruel, término municipal de Moya, con la cabeza destrozada por los disparos de arma de fuego. ¿Fue inscrita su defunción en el Registro Civil?: Sí. PERSONAS SOSPECHOSAS DE PARTICIPACIÓN EN EL CRIMEN: Sus nombres y apellidos: Fue detenido por los milicianos del pueblo de Moya de esta provincia de Cuenca y ejecutado por milicianos de Ademuz (Valencia) en el sitio denominado Benarruel, ignorándose los nombres de los mismos. Su paradero actual: [-].
Tomado del SÁNCHEZ GARZÓN (2011), p. 72. Nota: Documento datado en Fuentelespino de Moya (Cuenca), a día 30 de octubre de 1940, firmado por el Alcalde -Enrique Domínguez- y por el Secretario (ilegible).

            De seguir la metódica habitual, el Fiscal instructor emitiría Providencia, interesando al Alcalde y Secretario del Ayuntamiento de Fuentelespino, para que previas las averiguaciones necesarias, indicara los nombres, apellidos y domicilios de las personas que por su parentesco o conocimiento de los hechos pudieran declarar, aportando el mayor número posible de elementos de juicio sobre el asesinato de Agustín Navarro Zapata, de 65 años, cura párroco. Conocidos los nombres de los familiares o personas que pudieran declarar, el Fiscal emitiría nueva Providencia, interesando al Juez municipal de Fuentelespino de Moya, con el objeto de que recibiera declaración al familiar o persona conocedora de los hechos que se investigan. Previa citación y comparecencia, el Secretario tomaría declaración al testigo, en presencia del señor Juez. De esta forma, la fiscalía continuaría su pesquisa, indagado acerca de las personas que hubieran intervenido en los hechos delictivos, requiriendo a la alcaldía por el domicilio o destino actual de los encausados en la declaración. Y, según su respuesta, la indagación continuaría hasta dar con los inculpados, que podrían estar libres o en paraderos desconocidos, presos, ejecutados o fallecidos. En todo caso, el proceso concluiría con la inscripción del asesinado en el Registro Civil, caso de no haber sido inscrito. Además, el Fiscal instructor siempre acaba solicitando la remisión del Acta de Defunción del finado.
            Por razones ignoradas, en el caso presente el proceso habitual no se sigue, pues faltan las declaraciones de los familiares o personas próximas al asesinado. Como también sucede en Libros y Villel, Causa General de Teruel, el motivo puede estar en el excesivo número de expedientes. Sin embargo, contamos con un documento extraordinario, remitido por el Alcalde de Fuentelespino de Moya al Fiscal instructor de la Causa General, Ministerio de Justicia (Madrid), que dice:
<Tengo el honor de remitir/ a V.S., oficio procedente de Moya/ en el que se citan nombres de/ los que detuvieron al sacerdote/ en esta localidad D. Agustín/ Navarro Zapata./ Dios Guarde a V.S., ms./ Fuentelespino Moya 30 de marzo 1941./ El Alcalde, Enrique Domínguez>.[8]

Del texto precedente se deduce que la alcaldía de Fuentelespino de Moya había solicitado a la de Moya un informe acerca de los nombres de las personas que intervinieron en la detención del clérigo. El documento en cuestión posee el sello del Ayuntamiento Nacional de Moya (Cuenca), está dirigido al señor Alcalde Nacional de Fuentelespino y dice:
  • <En contestación a su/ comunicación de fecha/ 13 del actual he de parti-/ cipar a V., que los indivi-/ duos que fueron a detener al S. Cura D. Agustín Navarro/ Zapata son Cirilo Garrote/ Alegría, Eulogio Sánchez Casas/ Alejandro Sáez Garrote, Daniel/ Corral Guillén y Zacarías/ Alemán Martínez, igno-/ rándose los nombres de/ los milicianos de Ademuz/ que lo asesinaron./ Dios Guarde a V muchos años/ Moya 19 de febrero de 1941/ El Alcalde, Balbino Martínez.[9]

                Relación de vecinos de Moya (Cuenca) encausados en la detención del sacerdote don Agustín Navarro Zapata, asesinado durante la revolución y Guerra Civil (1936-39).
NOMBRE Y APELLIDOS
CARGOS PÚBLICOS
DESTINO ACTUAL
(1942)
Cirilo Garrote Alegría (*)
Concejal
En la cárcel
Eulogio Sánchez Casas
-
-
Alejandro Sáez Garrote
-
-
Daniel Corral Guillén
-
-
Zacarías Alemán Martínez
-
-
Tomado de SÁNCHEZ GARZÓN (2011), p. 73. Nota: (*) Actuó como concejal de la segunda Corporación Municipal de Moya, desde el 20 de junio de 1938 hasta el 29 de marzo de 1939.


Vista parcial de Fuentelespino de Moya (Cuenca), desde el camino del cementerio.

            B] Ramo separado de Moya:
El documento base del legajo <Causa General de Cuenca, Ramo separado de Moya>, lo constituye un impreso cumplimentado por el Ayuntamiento, el Estado Número 2: RELACIÓN de cadáveres recogidos en este término municipal, de personas no reconocidas como residentes en él, que sufrieron muerte violenta durante la dominación roja. Se trata de un estadillo apaisado, que forma una tabla de doble entrada, en cuyo eje horizontal y superior contempla diversos epígrafes, dando como resultado el cuadro siguiente:

Fecha del hallazgo del cadáver: 24 de agosto de 1936. Sitio en que fue encontrado: Benarruel. Clase de heridas que presentaba: De arma de fuego. Nombre, apellidos y domicilio de la víctima, si constasen. En otro caso, todas las señas y datos que se conozcan y puedan servir para la identificación: D. Agustín Navarro Zapata, natural y domiciliado en Fuentelespino de Moya. Edad: 58 (años). Profesión: Sacerdote. Filiación política y cargos públicos que había desempeñado: Sacerdote. ¿Fue inscrita su defunción en el Registro Civil?: Sí, en el de Fuentelespino de Moya. PERSONAS SOSPECHOSAS DE PARTICIPACIÓN EN EL CRIMEN: Sus  nombres y apellidos: Cirilo Garrote Alegría, Alejandro Sáez Garrote, Zacarías Alemán Martínez, Daniel Garrote Guillén y Eulogio Sánchez Garrote, éstos fueron los que le detuvieron y después fue asesinado por seis individuos de Ademuz (Valencia), cuyos nombres se desconocen pero que según noticias ya han sido juzgados y condenados a muerte. Su paradero actual: Detenidos en la cárcel de Cuenca, Se ignora.
Tomado de SÁNCHEZ GARZÓN (2011), p. 74. Nota: En el epígrafe “Edad” hay un error, pues cuando falleció, el sacerdote contaba 65 años. Documento datado en Santo Domingo de Moya (Cuenca), a 4 de noviembre de 1940 y firmado por el Alcalde –José Malavia- y el Secretario –Esteban Fernández-.

            En documento posterior, de fecha 21 de junio de 1942, el Alcalde de Moya informa a la fiscalía de la Causa General, respecto a los individuos que formaron la Corporación Municipal de Moya, desde el día 18 de julio de 1936 en adelante, de donde surgen las siguientes tablas:

            Relación de miembros de la primera Corporación Municipal de Moya (Cuenca) durante la revolución y Guerra Civil (1936-39).
NOMBRE Y APELLIDOS
CARGO
FECHA DE CESE
Anacleto Contreras Perpiñán
Alcalde
1938, junio 20
Antonio Sánchez Pulido
Concejal
(Presidente Partido Comunista)
1938, junio 20
Virgilio Alemán Martínez
Concejal
(Presidente de UGT)
1938, junio 20
Avelino Argudo Montesinos
Concejal
1938, junio 20
Luis Montero Millán
Concejal
1938, junio 20
Tomado de SÁNCHEZ GARZÓN (2011), p. 74. Nota: Todos los regidores tomaron posesión de su cargo por nombramiento del Gobernador Civil de Cuenca.


            Relación de miembros de la segunda Corporación Municipal de Moya (Cuenca) durante la revolución y Guerra Civil (1936-39).
NOMBRE Y APELLIDOS
CARGO
FECHA DE CESE
Anacleto Contreras Perpiñán
Alcalde
1939, marzo 29
Cirilo Garrote Alegría
Concejal
1939, marzo 29
Gerónimo Martínez Contreras
Concejal
1939, marzo 29
Ricardo Garrote Marín
Concejal
1939, marzo 29
Francisco Argudo Cuenca
Concejal
1939, marzo 29
Máximo Perpiñán Expósito
Concejal
1939, marzo 29
Francisco Cano Montero
Concejal
1939, marzo 29
Tomado de SÁNCHEZ GARZÓN (2011), p. 74. Nota: Todos los regidores tomaron posesión de su cargo por nombramiento del Gobernador Civil de Cuenca.

            En el mismo documento, por debajo de la lista de miembros de las dos corporaciones municipales que hubo en Moya durante la revolución y Guerra Civil (1936-39), hay una apostilla que dice:
  • <La actuación de dichos individuos en el primer/ periodo, como miembros del Ayunto., no fue muy mala/ únicamente Anacleto Contreras Perpiñán (Alcalde) y/ Antonio Sánchez Pulido (Concejal) se destacaron en/ actos de izquierdismo, por pasar el primero a ser/ Presidente del Comité revolucionario de este pueblo y/ con su actuación en dicho Comité se cometieron toda/ clase de requisas e incautaciones, denunció a varias/ personas dignas de este pueblo por lo que fueron dete-/ nidas. Los Concejales Virgilio Alemán y Antonio Sánchez Pulido, fueron a la vez Presidentes de la/ UGT y Partido Comunista respectivamente, y si algún/ acto malo realizaron era más bien relacionado/ con dichos cargos, que como concejales.// El segundo periodo puede llamarse totalmente nulo/ en cuanto se refiere a su actuación como Ayunto.,/ únicamente los concejales Anacleto Contreras Perpiñán/ (alcalde), Cirilo Garrote y Gerónimo Martínez Contreras/ también pertenecieron al funesto Comité y Colectividad/ y desde dichos puntos fue de donde cometieron los atro-/ pellos que se verificaron.// Los Concejales Avelino Argudo, Luis Montero, Máxi-/ mo Perpiñán y Francisco Argudo Cuenca fueron indife-/ rentes en su actuación como Concejales, y en cuanto al/ Concejal Francisco Cano Montero, se opuso rotundamente/ a los malos actos que dicha Corporación trató de cometer/ con su actuación impidió que declararan desafectos al/ Régimen a varias personas dignas de este pueblo.// Se hallan en la Cárcel, Anacleto Contreras Pepiñán/ Antonio Sánchez Pulido y Jerónimo Martínez Contreras/ y en prisión atenuada, Virgilio Alemán Martínez y Ricardo/ Garrote Marín. Los demás individuos tienen su residen-/ cia en este pueblo a excepción de Avelino Argudo Mon-/ tesinos que reside en Benifayot (Valencia), el Cirilo Ga-/ rrote Alegría, también éste en la Cárcel.// Los procedimientos que emplearon para adueñarse/ de la Corporación Municipal fueron normales, es decir/ por nombramientos hechos por el Sr. Gobernador Civil/ de la Provincia./ Es cuanto puedo notificar./ Dios guarde a V.S., muchos años./ Moya 21 de junio de 1942./ El Alcalde, José Malavia>.[10]


            Relación de miembros de las corporaciones municipales de Moya (Cuenca) durante la revolución y Guerra Civil (1936-39).
NOMBRE Y APELLIDOS
CARGO
ACTUACIÓN
DESTINO ACTUAL
(1942)
Anacleto Contreras Perpiñán
Alcalde y
Presidente del Comité
Actos de izquierdismo,
<se cometieron toda/ clase de requisas e incautaciones, denunció a varias personas dignas de este pueblo por lo que fueron detenidas>
Prisión de Cuenca
Antonio Sánchez Pulido
Concejal
del primer Ayuntamiento y
Presidente del
Partido Comunista
<si algún/ acto malo realizó fue más bien relacionado/ con el cargo de Presidente de PC, antes que como concejal>
Prisión de Cuenca
Virgilio Alemán Martínez
Concejal
Del primer Ayuntamiento y
Presidente de UGT
<si algún/ acto malo realizó fue más bien relacionado/ con el cargo de Presidente de UGT, antes que como concejal>
Prisión atenuada
Cirilo Garrote Alegría (*)
Miembro del Comité
y Colectividad
<desde dichos puntos fue de donde cometieron los atro-/ pellos que se verificaron>
Prisión de Cuenca
Gerónimo Martínez Contreras
Miembro del Comité
y Colectividad
<desde dichos puntos fue de donde cometieron los atro-/ pellos que se verificaron>
Prisión de Cuenca
Avelino Argudo Montesinos
Concejales
<fueron indife-/ rentes en su actuación como Concejales>
Reside en Benifayó
(Valencia)
Luis Montero Millán
Reside en Moya
(Cuenca)
Máximo Perpiñán Expósito
Reside en Moya
(Cuenca)
Francisco Argudo Cuenca
Reside en Moya
(Cuenca)
Francisco Cano Montero
Concejal
<se opuso rotundamente/ a los malos actos que dicha Corporación trató de cometer/ con su actuación impidió que declararan desafectos al/ Régimen a varias personas dignas de este pueblo>
Reside en Moya
(Cuenca)
Ricardo Garrote Marín
Concejal
-
Prisión atenuada
Tomado de SÁNCHEZ GARZÓN (2011), p. 75. Nota: documento datado en Moya (Cuenca), a 21 de junio de 1942 y firmado por el Alcalde -José Malavia-. (*) Junto con cuatro individuos más, participó en la detención de don Agustín Navarro Zapata, cura de Henarejos (Cuenca), el cual fue asesinado en el rento de Benarruel por seis milicianos de Ademuz (Valencia).

Vista del panteón de doña Antonia Navarro Ruescas (de Ademuz), donde descansan los restos mortales de don Agustín Navarro Zapata (1871-1936), en el cementerio de Fuentelespino de Moya (Cuenca).

En el Estado Número 3 de la Causa General de Cuenca, ramo separado de Moya, puede observarse que el Alcalde-Presidente de las dos corporaciones municipales de Moya durante la revolución Guerra Civil (1936-39) y varios concejales, aparecen como sospechosos de participar en diversos actos revolucionarios anticlericales y contra la propiedad.[11]
En cierto momento del expediente se dice: “Fue desmontada la iglesia de San Bartolomé de esta villa, vendiendo sus maderas, tejas y campanas”, frase que nos remite a la declaración del señor Secundino Navarro Sáiz (Fuentelespino, 1931), cuando dice: Tras detenerle lo subieron a Moya y [...], le hicieron padecer lo que quisieron. Le mandaron sacar cosas de una iglesia, maderas o lo que fuera y no sé cuántas perrerías. Allí lo tuvieron un tiempo, él pedía agua para beber, pero ni agua le daban… -lo que induce a pensar que los que detuvieron a don Agustín Navarro Zapata le utilizaron en el desarme de la citada iglesia de San Bartolomé-. Respecto de la exhumación del clérigo enterrado en el rento de Benarruel, el mismo informante comenta que “después de la guerra fuimos a buscarle, mis padres, mis tíos y yo…”. El señor Secundino era entonces un niño, pero recuerda perfectamente aquellos momentos: Llevamos un par de carros de yugo con mulas y un cajón de muerto de los que se hacían entonces en los pueblos. El rentero que lo había enterrado nos indicó donde estaba. Porque la familia sabía que estaba enterrado en el rento, pero desconocía el lugar exacto. Sacamos lo que quedaba de él y nos trajimos los restos al cementerio de Fuentelespino, donde está enterrado. Lo enterramos en el panteón familiar de doña Antonia Navarro y su esposo, don Rafael, médico de aquí, amigos de mi padre y de mi tío; allí puede ver su lápida...[12]

            Dice la inscripción:

D.O.M
D. AGUSTÍN/ NAVARRO/ ZAPATA/
Presbítero/
Fue asesinado/ el 30 de agosto 1936/
Por las (h)ordas rojas/
SU PRIMA ANASTASIA/ LE DEDICA ESTE RECUERDO


     El acrónimo D.O.M –equivalente al clásico Requiescat. In. Pace./ Descanse. En. Paz.- corresponde a las siglas Dominus. Omnipotens. Mortuus/ Muerto para Dios Omnipotente.

            La inscripción de la defunción de don Agustín Navarro Zapata en el Registro Civil de su pueblo natal tuvo lugar en el otoño de 1939 y dice lo que sigue:
En Fuentelespino (de) Moya, provincia de Cuenca/ a las once y minutos del día/ catorce de Octubre de mil novecientos/ treinta y nueve, ante D. Juan Caño García/ Juez municipal propietario y D. Dámaso Valencia/ Cuerda, Secretario Habilitado, se procede a ins-/ cribir la defunción de D. Agustín Navarro Zapata,/ se sesenta y cinco años, natural de esta Villa,/ provincia de Cuenca, hijo de Jacinto y/ de D.a María Cruz, domiciliado en calle de las Tres/ Marías, número, piso,/ de profesión Sacerdote y de estado/ asesinado por la horda roja/ en el rento denominado/ Benarruel (Moya) el día 31 de agosto/ de 1936, a las y/ minutos, a consecuencia de dicho fusilamiento,/ según resulta del certificado del Sr. Inspector de/ Sanidad Gobierno Civil de 17 de agosto de 1939/ y reconocimiento practicado, y su cadáver habrá de recibir sepultura/ en el Cementerio de esta Villa./ Esta inscripción se practica en virtud de dicha orden/ y manifestación de D.a Anastasia Gómez/ parienta del asesinado/ consignándose además […]/ habiéndola presenciado como testigos D. Alejandro/ Benedicto y D. Eliseo Saiz/ mayores de edad y vecinos de esta Villa./ Leída esta acta, se sella con el del Juzgado y la firman el señor/ Juez, los testigos […]/ de que certifico.[13]

Lápida en el cementerio de Fuentespino de Moya (Cuenca), en memoria de don Agustín Navarro Zapata (1871-1936), presbítero asesinado en el rento de Benarruel durante la revolución (1936-39), colocada por su prima Anastasia Gómez.
           
            V.- Palabras finales, a modo de epílogo.
            El presente trabajo constituye la culminación de una investigación, cuyo origen se halla en la entrevista realizada al señor Domingo Aparicio Hernández (Ademuz, 1922) y que concluye en la serie documental de la Causa General de Cuenca, ramos separados de Moya y Fuentelespino, partido judicial de Cañete. De forma inequívoca y concluyente los registros expuestos documentan la veracidad de los recuerdos conservados en el acervo familiar y popular, referidos a la muerte de don Agustín Navarro Zapata, párroco de Henarejos y con funciones en la iglesia de Fuentelespino, su pueblo natal. Al comienzo de la guerra, el clérigo buscó refugio en su localidad, donde poseía casa. Estuvo escondido en varios lugares, hasta que un día de finales de agosto de 1936, harto de estar encerrado, fue a cortar miel con unos familiares de su casera. Estando en la “Hoya Gutiérrez”, fue visto y reconocido por un leñador, el cual le denunció al Comité de Santo Domingo Moya, de donde “vinieron como fieras, lo agarraron y se lo llevaron”. La documentación ha permitido conocer los nombres de los que fueron a detener al sacerdote, hallazgo que autoriza vincular a estos individuos con los cargos públicos que desempeñaron durante la revolución, y otras actividades.
            La documentación aporta una valiosa información, orientada a conocer la actividad revolucionaria que se vivió en la zona en los primeros momentos de la guerra. De hecho, el alcalde y varios concejales, afiliados a partidos y sindicatos de la izquierda (Partido Comunista y UGT), Comité y Colectividad se hallan implicados en el saqueo y destrucción de las imágenes de las iglesias de la Villa y aldeas de la zona, en las actividades de requisa de fincas urbanas y rústicas, industrias (Hidroeléctrica y Molino), enseres y aperos de labranza, animales de labor y ganados, cereales y dineros a distintos vecinos de la localidad. Respecto al sacerdote, cabe decir que estuvo detenido en Moya, donde seguramente le ocuparon en el desmantelamiento de la iglesia de San Bartolomé. En todo caso, su sobrino dice que le mandaron sacar cosas de una iglesia, maderas o lo que fuera y no sé cuántas perrerías...”. Allí le tuvieron un tiempo, horas o días, y “después se lo llevaron y lo entregaron a los de Ademuz. Los de Ademuz lo condujeron hacia esa parte del “Pinar Llano”, por encima de Negrón (Vallanca), donde el rento de Benarruel, allí lo mataron. Lo mataron y lo dejaron allí tirado, medio enterrado…; cuando murió tenía unos sesenta y pocos años”. La información obtenida del familiar del sacerdote asesinado coincide con la aportada por el Ayuntamiento de Fuentelespino, que dice: “Fue detenido por los milicianos del pueblo de Moya de esta provincia de Cuenca y ejecutado por milicianos de Ademuz (Valencia) en el sitio denominado Benarruel, ignorándose los nombres de los mismos”, y por el Ayuntamiento de Moya, que dice: “[...] después fue asesinado por seis individuos de Ademuz (Valencia), cuyos nombres se desconocen pero que según noticias ya han sido juzgados y condenados a muerte”.
Respecto a los presuntos autores de la muerte del cura, el hijo del rentero de Benarruel dice: “Después pescaron a unos cuantos de Ademuz que iban en la cuadrilla que mató al cura y los aviaron también… Claro, esto ya después de la guerra. Yo siempre he oído que despacharon a varios de Ademuz, los que iban en aquella pandilla tras los curas...”. Ciertamente, después de la guerra fueron fusilados en Paterna (Valencia) diez vecinos de Ademuz. Dos de ellos responden a la información proporcionada: Roque Licer Hernández, de 29 años, viudo y enterrador de profesión, ajusticiado el 29 de agosto de 1940 y Pedro Martínez Teruel, de 25 años, casado, labrador de profesión, ajusticiado el 28 de marzo de 1941.[14] Según el testimonio expuesto, “Cuando acabó la guerra vino la familia al rento, se llevaron los restos del cura y pusieron una cruz, que estuvo allí muchos años…”. Ello coincide con lo manifestado por el sobrino del sacerdote asesinado, que relata el trance de ir al lugar del primer enterramiento de su tío, hecho que se produjo en la inmediata posguerra.
Según el informe sanitario del Gobierno Civil, fechado en agosto de 1939, el clérigo falleció “a consecuencia de fusilamiento”; y, según el Ayuntamiento, “con la cabeza destrozada por los disparos de arma de fuego”. Consta en el acta de defunción del Registro Civil que sus restos mortales yacen en un panteón familiar del cementerio municipal de Fuentelespino de Moya (Cuenca).
            El trabajo propuesto se completa (en el trabajo original) con la reseña de otros sacerdotes asesinados en la zona durante el mismo periodo histórico (agosto y septiembre de 1936): don Ángel Cañete Jiménez, párroco de Aliaguilla (Cuenca), don Cesáreo Sáez Ferrer, natural de Fuentelespino y párroco de Landete (Cuenca), y don Rafael Peláez Plaza, coadjutor de Utiel (Valencia).[15]

En suma: el asesinato del párroco de Henarejos (Cuenca), don Agustín Navarro Zapata, sacerdote natural de Fuentelespino de Moya (Cuenca), de 65 años, que tuvo lugar el 30-31 de agosto de 1936 en el rento de Benarruel, término de Moya en la linde con Negrón (Vallanca), constituye un caso más del genocidio religioso llevado a cabo en la retaguardia de la zona controlada por el Gobierno del Frente Popular o “republicano” durante la revolución y Guerra Civil (1936-39). Vale.


© Alfredo SÁNCHEZ GARZÓN.
De la Real Academia de Cultura Valenciana (RACV).



[1] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Don Agustín Navarro Zapata (1871-1936), cura párroco de Henarejos en la Causa General de Cuenca, en: Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, 2011, vol. III, pp. 69-80.
[2] SÁNCHEZ GARZÓN, A., La Guerra Civil española (1936-39) en el Rincón de Ademuz,..., en: Del paisaje,..., Valencia, 2009, vol. III, p. 144.
[3] Ibídem, p. 139.
[4] Ibídem, pp. 143-144.
[5] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Don Ramón Fos Adelantado (1891-1936), cura párroco de Corcolilla de Alpuente en la Causa General de Valencia, en: Del paisaje,..., Valencia, 2011, vol. IV, pp. 105-124.
[6] El presente testimonio corresponde a una entrevista más amplia, la cual se ha fragmentado en varios apartados, para esclarecer diversos aspectos de la investigación que se pretende. La primera parte de la misma se halla en: SÁNCHEZ GARZÓN, A., La Guerra Civil Española en el Rincón de Ademuz,..., en: Del paisaje,..., Valencia, 2009, vol. III, pp. 144-145, en relación con el asesinato de dos clérigos: don Ramón Fos Adelantado (1891-1936), párroco de la aldea de Corcolilla de Alpuente (Valencia) y don Agustín Navarro Zapata (1871-1936), párroco de Henarejos (Cuenca). La segunda parte es la expuesta arriba, aquí se amplían algunos detalles no incluidos en la edición de referencia. Y la tercera y cuarta se exponen en el Capítulo III del libro cifrado, documentando e ilustrando el despojo y saqueo de la iglesia de Negrón (Vallanca) y las incautaciones de bienes particulares habidos en la aldea durante la revolución y Guerra Civil (1936-39).
[7] JIMÉNEZ MUÑOZ, F., La fiesta del árbol, en: El Liberal, Cuenca Año VI, Número 546, sábado, 3 de abril de 1915, pp. 2-3.
[8] SÁNCHEZ GARZÓN (2011), p. 73.
[9] Ibídem.
[10] Ibídem, p. 75.
[11] Ibídem.
[12] SÁNCHEZ GARZÓN, A., La Guerra Civil española (1936-39) en el Rincón de Ademuz,..., en: Del paisaje,..., Valencia, 2009, vol. III, p. 144.
[13] SÁNCHEZ GARZÓN (2011), p. 77.
[14] GABARDA CEBELLÁN, V., Els afusellaments al País Valencia (1938-1956), Valencia, 2007, p. 286.
[15] CIRAC ESTOPAÑÁN, S., Martirologio de Cuenca, Barcelona, 1947, pp. 37-38, 278 y 543-545. SÁNCHEZ CREMADES, J Mª., En la espesura de la Serranía, el misterio de Tejeda, Editorial El Reino, Madrid, 2004, pp. 62-63. SÁNCHEZ GARZÓN (2011), p. 78.